Quisiera tomar inspiración de tantas horas de desvelo
e inhalarla de tu respiración
así que dibujo con la brisa de mi aliento
tu sonrisa
y la secuestro.
Hace tanto ya que no recorro
el camino de tu oreja
y que tu tersa piel se transformó en asfalto,
hace tiempo ya que estoy tan lejos,
quizá ya son 3 horas; o tres años
que me alejé de la distancia de un beso
y que no escucho ni tu voz,
ni tus ojos;
ni tu pelo.
Así que aquí estoy en el fondo del camión
escuchando las letras que aún me recuerdan a ti
mientras busco tu figura en medio del asfalto,
y no veo más que brisa; cactus,
cactus, brisa y asfalto.
Quisiera…
recorrer el camino de tus labios
y traspasar de estado a estado
en el descenso;
de tu ombligo…
De tu ombligo correr en único sentido
descender con la premura del que quiere llegar
llegar a donde la carretera le lleve,
le lleve a donde no quiera más.
Quisiera caer en cuenta que son las cuatro
y que los parpados cargan con el peso
de tu recuerdo,
que no me deja marcharme
ni avanzar.
Quisiera haber dejado en la estación pasada
o en medio de mi almohada
la ambición
por tu cuerpo
el desvelo
por tu cuerpo
y la ilusión,
dormida;
esperando.
Y que te lleves las penas en otro camión
Y que te vallas corriendo con este deseo
Que cargues de “quisieras” tus maletas
Para llegar queriendo hasta la cama
Y dejar el asfalto entre las sábanas
Y ya no poder más;
Y ya no querer más…
C.V.
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