Para no querer más (14 de enero de 2012)

Quisiera tomar inspiración de tantas horas de desvelo

e inhalarla de tu respiración

así que dibujo con la brisa de mi aliento

tu sonrisa

y la secuestro.

Hace tanto ya que no recorro

el camino de tu oreja

y que tu tersa piel se transformó en asfalto,

hace tiempo ya que estoy tan lejos,

quizá ya son 3 horas; o tres años

que me alejé de la distancia de un beso

y que no escucho ni tu voz,

ni tus ojos;

ni tu pelo.

Así que aquí estoy en el fondo del camión

escuchando las letras que aún me recuerdan a ti

mientras busco tu figura en medio del asfalto,

y no veo más que brisa; cactus,

cactus, brisa y asfalto.

Quisiera…

recorrer el camino de tus labios

y traspasar de estado a estado

en el descenso;

de tu ombligo…

De tu ombligo correr en único sentido

descender con la premura del que quiere llegar

llegar a donde la carretera le lleve,

le lleve a donde no quiera más.

Quisiera caer en cuenta que son las cuatro

y que los parpados cargan con el peso

de tu recuerdo,

que no me deja marcharme

ni avanzar.

Quisiera haber dejado en la estación pasada

o en medio de mi almohada

la ambición

por tu cuerpo

el desvelo

por tu cuerpo

y la ilusión,

dormida;

esperando.

Y que te lleves las penas en otro camión

Y que te vallas corriendo con este deseo

Que cargues de “quisieras” tus maletas

Para llegar queriendo hasta la cama

Y dejar el asfalto entre las sábanas

Y ya no poder más;

Y ya no querer más…

C.V.


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